25.8.18

Una semana

A menudo quieronecesito salir de mi cabeza pero no es tan fácil. No me gustan las decisiones que tomo y estoy irascible, no disfruto con las cosas que me hacen feliz y no sé estar con la mente donde tengo el cuerpo. La parte buena es que es transitorio, que me queda una semana en la que tengo todo prácticamente planeado al minuto y, cuando pase, empezaré a escucharme.

De repente he explotado y me he puesto a llorar. Me pasa a menudo. Aguanto y aguanto y tiro y trepo y subo y aguanto y al final algo hace click y se desborda y tengo que soltarlo todo. Esta vez ha sido hablando con mi abuela y he tenido que disimular los últimos cinco minutos de conversación, pero ni siquiera sé qué ha sido lo que lo ha detonado.

Desde eso he discutido con las dos personas con las que he hablado y la tercera me ha abierto la ventana y ha hecho que entre el aire.

Supongo que a menudo la solución es saber qué necesitas escuchar y preguntar a quien sabes que puede darte esa respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario