30.8.18

Alguien que te cuide

Ayer llegué a Madrid y me caí por las escaleras. No fue una caída muy aparatosa tampoco, bajé sentada la mitad de la escalera y ya. El resultado es un moratón en el culo y otros tantos repartidos por los brazos. Después de eso fui a donar sangre y, para variar, tengo el hierro en el límite. (Nota: id a donar sangre.) Desde la depresión y la anemia, yo siempre tengo el hierro en el límite. Y da igual los frutos secos, verduras y blablablas que coma, que mi hierro siempre está en el límite. En realidad me pasa un poco igual con todo.

Ayer también me llegó la convocatoria para el trabajo nuevo y eso me hizo respirar. En algún rincón de mi cabeza estaba la posibilidad de que se echasen atrás en el último momento pero no, al parecer me siguen queriendo y eso es guay. De hecho, eso es muy guay.

Me he mudado a casa de C. hasta el sábado. Así nos cuidamos mutuamente y nos soportamos mutuamente también. Yo estoy imposible con el TFG y ayer me tenía preparados catorce tipos de quesos y tomates de la huerta y tortilla de patatas con cebolla. Así de las crujientitas por fuera y jugosas por dentro. No sé, creo que todo el mundo debería tener alguien que le cuide así. Debería poder recetarse en las épocas de estrés: "Dos litros de agua al día, camine durante treinta minutos y siéntase usted mimado tres veces por semana."

1 comentario:

  1. Buen blog, espero que sigas escribiendo. Ánimo con el TFC. Y cuidado con esas escaleras xD ¡Un saludo!

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